Entrevista a Agus Canale de Tenedor Verde



Agustina Canale es el corazón de Tenedor Verde, un micro emprendimiento de comida saludable y orgánica que tuvo sus inicios hace unas tres décadas y que  forma parte de la Feria de Río Ceballos desde su origen.

Nos acercamos a ella para conocer su experiencia como cocinera, emprendedora y feriante y Agus nos convidó con con generosidad estas palabras.


 


¿Cómo y cuándo nació Tenedor Verde?


-Cuando tenía 16 años empecé a hacer milanesas de soja para vender, y las hice durante mucho tiempo. Fui interrumpiendo por otros trabajos, pero siempre fue el recurso al que volví. Luego dejé de trabajar con soja porque la soja me dejó de parecer un alimento, dejó de ser un alimento a causa de tantos pesticidas. Estuve un tiempo sin producir hasta que una amiga me convidó un día una milanesa de lentejas que había hecho ella y ahí se me ocurrió la idea de hacer milanesas de otras cosas, cosas que no había probado nunca, solo se veían las de soja. Empecé a trabajar con lentejas y garbanzos, luego fui incorporando otras legumbres y cereales. De pronto conocí la agroecología, en ese entonces tenía dos tipos de productos: los convencionales y los agroecológicos. Posteriormente hice la transición completamente a lo agroecológico; dentro de esa transición hice la transición de las harinas refinadas a las harinas integrales. Hice, a la par, un curso de naturismo donde aprendí cómo combinar mejor ciertos ingredientes, ahí dejé de combinar proteínas entre sí y fui orientándome más hacia la línea del naturismo. Tenedor Verde como marca, emprendimiento y sostén de familia funciona ininterrumpidamente desde el año 2003, 2004 quizás.

 

 

 


¿Qué productos forman parte del emprendimiento?


 

-En Tenedor Verde actualmente elaboramos milanesas de tres tipos de legumbres: lentejas, garbanzos y aduki. También de quinoa y mijo. Hacemos panes integrales, a veces, budines. Ofrezco, a veces, alimentos; por ejemplo, hago empanadas agroecológicas o con todos los insumos integrales y agroecológicos. Canelones, ofrezco comida esporádicamente, pero lo que hago con constancia y continuidad son las milanesas.

 




 

¿Por qué elegís cocinar agroecológico?


 

-Elijo cocinar agroecológico porque me parece que es la mejor alternativa, la más saludable. Además, porque la agroecología es una militancia. Ser parte, ser miembro de una red de productores agroecológicos implica sostener ciertas prácticas y ciertas dinámicas. Abastecernos, proveernos en forma de red facilita las compras comunitarias. Todo eso hace que los productos no sean tan caros. La agroecología no es solamente sostener espacios desde donde se ofrezca el alimento agroecológico, sino que implica también sostener la idea del comercio justo y visibilizar que hay alimentos que no necesariamente son más caros que los que encontrás en una góndola de supermercado o en un almacén de producción convencional. 

Además es la forma más natural y más cerca del alimento en su origen sin necesidad de agroquímicos, pesticidas, fungicidas, herbicidas. Es más económico para el medioambiente, para el cuerpo y salud de la persona que lo consume, también evita enfermedades, es decir que es integral en el sentido de que cuida el planeta, cuida el cuerpo y cuida el entorno; entonces es la forma en que más me entiendo con la vida y con promocionar ese tipo de prácticas y de alimentos.


 

 

 


¿Desde hace cuánto formás parte de la feria?


 

-De la feria agroecológica de Río Ceballos formo parte desde el origen, hace 7 años y medio. Y participé en la feria de Unquillo también un tiempo, pero ahora solo estoy participando en la de Río Ceballos. 



 

 

 

¿Qué es lo mas lindo que te pasó a partir de Tenedor Verde?


 

-Lo más lindo que me pasó a partir de Tenedor Verde es poder conocer un montón de gente, ser parte de una red de gente que sostiene una forma de vida, poder vivir de lo que hago, ser mi propia jefa e incluso poder dar trabajo. Y también el aprendizaje y la práctica constante que tiene la feria. La construcción colectiva a través de las asambleas, la toma de decisiones y la participación es una construcción que elijo siempre, no todas las ferias funcionan de la misma manera, esta en particular tiene una base muy sólida en cuanto al interés de que eso suceda, de que la toma de decisiones sea horizontal y colectiva; y tiene una construcción muy interesante y es muy hermoso ser parte de esa construcción.





¿Qué te llevó a emprender y a participar de ferias?


 

-Soy hija de artesanes y me he criado en ferias, para mí la feria es como el modo más natural de intercambiar mi trabajo por dinero, lo aprendí de chiquita y es la forma que más fácil me fluyó; pero me resulta muy fundamental el entramado social que implica la feria, la feria te habilita a estar en contacto directo con el consumidor y eso te permite poder transmitir de una manera muy directa las nociones básicas de lo que es el alimento consciente, la agroecología, las buenas prácticas de uso y de manejo del ambiente, del cuidado de la salud. Es muy enriquecedor ese contacto directo, tanto para el cliente como para el productor.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿En qué ferias has participado y en cuál te has sentido más cómode?


 

-Participé en la feria de Unquillo y en la feria de Río Ceballos, hice un intento por participar de otras ferias pero no me da la logística y la producción para participar. Normalmente son los mismos días y las mismas horas. Me quedo con la de Río Ceballos por esto de la construcción social, las asambleas, las formas en las que tomamos las decisiones y el compromiso con el que participamos. Creo que no se le iguala en calidad humana a otras ferias de las que podría participar.



 

 

¿Cuál es tu mejor anécdota en la feria?


 

-No me pasó a mí, pero sí al puesto que estaba al lado mío. Escuchar a un niño que le pide a la madre que le compre espirulina y que la madre diga que no, que no puede, que no tiene plata. Fue muy divertido escucharlo al niño decir eso, resulta que como la madre toma licuados verdes a la mañana, el niño también quiere ese licuado verde... eso es muy hermoso. Las infancias van creciendo y van incorporando estos alimentos, van haciéndolos parte de su vida, es muy hermoso.













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